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Potosí, 15 de noviembre de 2024
Deniza Flores Orcko
Vicenta Arriola: una crónica de fuerza detrás de la sequia
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Corriente de agua proveniente de una mina sin trabajar con flujo bajo del liquido vital. Foto: Deniza Flores
La sequía ha impactado severamente al departamento de Potosí. En medio de esta crisis, las historias de lucha y supervivencia se destacan con fuerza. Un ejemplo de ello es Vicenta Arriola, madre de tres hijos, quien, a pesar de las adversidades, se mantiene como la principal proveedora de su hogar en la comunidad de Chaquilla Alta.
La realidad de vivir en tiempos de crisis
Vicenta Arriola, nacida en 1984 en Chaquilla Alta, vive con sus tres hijos desde que su esposo falleció hace años. Como cabeza de familia, enfrenta no solo el desafío de alimentar a sus hijos, sino también las devastadoras consecuencias de la escasez de agua en su comunidad. La sequía no solo afecta los cultivos, sino que también pone en riesgo la salud y el futuro de sus hijos. “Cada día es una batalla”, dice Vicenta mientras lava con poquita agua. “Pero no podemos darnos el lujo de rendirnos. Sin agua, no podremos sobrevivir”.
En los últimos cinco años, la cantidad de lluvia en Bolivia ha disminuido un 28%, pasando de 9.941 milímetros anuales en 2018 a 7.192 milímetros en 2022. Entre enero y agosto de 2023, se registraron solo 4.882 milímetros de precipitaciones. En algunas regiones, las lluvias han sido insuficientes, según un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE). Potosí, con cerca de 850,000 habitantes, fue declarada en emergencia departamental por déficit hídrico y ya enfrenta racionamiento. Las 27 lagunas que abastecen a la ciudad tienen capacidad limitada, y la distribución de agua potable ha caído un 50%.
El Impacto del Cambio Climático
Desde el año pasado, Potosí ha sufrido una sequía generalizada que afecta tanto a las zonas rurales como a las urbanas. “El cambio climático ha transformado todos los aspectos del clima. Las lluvias son mucho menos regulares y su intensidad ha disminuido. Muchas veces llegan en forma de tormentas que erosionan el suelo en lugar de ser absorbidas y crear reservas de agua. Además, los glaciares se están derritiendo a un ritmo acelerado. Aunque ofrecen algo de agua en el corto plazo, a largo plazo dejarán a la población sin suficientes recursos”, explica Gabriela Mealla Barrera, ingeniera ambiental, geóloga y activista.
En estos casos, las comunidades rurales e indígenas son las más afectadas, ya que dependen del agua para sus cultivos y ganado. Las áreas urbanas de bajos ingresos también sufren, especialmente aquellas que no pueden recurrir a servicios alternativos, como la compra de agua. En muchos casos, son las mujeres y los niños quienes más padecen, ya que se encargan de la recolección de agua, enfrentando largas distancias y poniendo en riesgo su vida.
Ante la creciente escasez de agua, Mealla menciona que existen programas específicos, aunque con limitaciones. “Pero muchos carecen de financiamiento o no se mantienen. Uno de ellos es el Plan Nacional de Riego, que busca mejorar la infraestructura en áreas rurales. Sin embargo, los resultados han sido modestos, ya que las acciones no se implementan con la rapidez y los recursos necesarios”. Esto pone de relieve la necesidad de una gestión más efectiva y una asignación adecuada de recursos para hacer frente a la crisis.
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Vicenta instaló tubos para recolectar agua de lluvia y desarrollar actividades domesticas. Fotos: Deniza Flores
Innovación y Resiliencia
Vicenta ha demostrado una notable capacidad para encontrar soluciones en medio de la crisis. Ha adoptado técnicas de conservación de agua y promueve su uso responsable en su hogar. “Hemos aprendido a reutilizar el agua; lo que usamos para lavar la ropa lo aprovechamos para otras necesidades. Además, durante la época de lluvias, recolectamos el agua de lluvia y esto nos sirve para regar lo que cosechamos” comenta.
También trabaja incansablemente para proteger sus cultivos como lechuga, zanahoria, cebolla, y perejil, que son la principal fuente de alimento para su familia. Junto con sus hijos, ha buscado formas de retener la humedad en el suelo, plantando pastos cercanos que ayudan a conservar la humedad.
“Al principio no sabíamos como retener el agua por mas tiempo en las plantas, entonces Yo me acorde lo que mi papá realizaba cuando sembrábamos en lugares lejanos y no llovía. Mi papá lo que hacía era plantar pastos con raíces largas y esponjosas y esto ayudaba a retener el agua. Y eso mismo replicamos en nuestras pequeñas cosechas, de esa manera pudimos mantener en humedad la cosecha” Indica Rosa Gutiérrez hija de Vicenta.
“No podemos dejar que la sequía destruya nuestro futuro. Cada planta que salvamos es una victoria”, afirma con una sonrisa. La historia de Vicenta es un poderoso recordatorio del papel fundamental que desempeñan las mujeres como líderes en tiempos de crisis. Su valentía e iniciativa inspiran a quienes la rodean, resaltando la importancia de apoyar y empoderar a las mujeres que enfrentan desafíos extraordinarios.
La crisis hídrica en Potosí es un problema que preocupa a todos, pero ¿qué están haciendo las autoridades locales y nacionales para abordar esta situación crítica?
“Creo que ha sido deficiente”, señala Mealla al evaluar la respuesta de las autoridades. “Aunque se han intentado algunas medidas, no han sido suficientes. Los planes no están bien coordinados entre las diferentes instancias del gobierno. Además, la corrupción y la falta de transparencia son problemas serios”. Esta falta de coordinación y la presión de sectores poderosos agravan una crisis que afecta a miles de familias en Potosí.
Propuestas para el futuro
La ingeniera Mealla propone soluciones tanto a corto como a largo plazo. A corto plazo, considera vital mejorar la infraestructura de almacenamiento de agua, como presas y tanques, para aprovechar las lluvias cuando ocurren. “También es esencial educar sobre el uso eficiente del agua en la agricultura, que es uno de los mayores consumidores”, añade.
A largo plazo, sugiere fomentar la reforestación y la conservación de las cuencas, permitiendo que las comunidades locales participen en la toma de decisiones. “Además, debemos explorar nuevas tecnologías, como sistemas de captación de agua de lluvia y la reutilización de aguas residuales”, concluye Mealla.
La crisis del agua en Potosí es un llamado a la acción no solo para las autoridades, sino también para la comunidad en su conjunto. La falta de una gestión adecuada y transparente pone en riesgo el futuro de la región, pero con un enfoque coordinado y soluciones innovadoras, es posible construir un camino hacia la resiliencia hídrica.
Vicenta y su familia no son los únicos que sufren problemas de escasez de agua sino también muchas familias de distintos lugares. Y algo que le ayudó a superar estos problemas es poder trabajar en equipo junto a sus hijos. “Con mi mamá y mis hermanos, buscamos juntos soluciones a los desafíos que enfrentamos. Siempre nos ayudamos entre nosotros”, comenta la hija de Vicenta mientras riega su terreno con agua moderada.
El compromiso de mujeres como Vicenta es un faro de esperanza en tiempos de crisis, recordándonos que la resiliencia y la innovación son claves para enfrentar los desafíos del cambio climático y la escasez de recursos.
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